Por momentos, esperar este torneo era un trámite, pero por una u otra situación, nació algo llamado "expectativa" quien también es generador de esperanzas. Es inexplicable como se vuelve a producir la esperanza en cada torneo, aún luego de lágrimas, que parecían que nunca terminarían.
El clausura toma marcha para los caciques, quienes pretenden retomar su hegemonía, perdida por una sequía de títulos, pero si te sirve de algo leer esto, te lo voy a mencionar: lo terrenal, tiene un plazo límite, sobre todo, lo malo. No es un artículo motivador, la afición diriambina nace sabiendo que debe amar al blanquinegro, esto es solo un recordatorio de que debes seguir en pie de lucha, a como se es testigo de las más grandes victorias.
La sequia se erradica con lluvia, quien viene encapsulada en nubes, por lo general oscuras, haciendo perder muchas veces el brillo del sol sobre nosotros. Mi metáfora es sencilla, quiero decirte que todo este tiempo oscuro que recien transcurrió, son sólo las nubes poniendose por encima, para que detone la lluvia que rompa con esa sequía que tanto ha sufrido, toda una afición que no desiste en lo más duro. Quien es fiel en las malas, es quien recibe la mayor recompensa en la anhelada conquista.
A muchos el pasado no les gusta, pero es este quien forja un mejor "ahora" y Diriangen debe apostar a no repetir los mismos errores. No se necesita de mucho, solo de lo primordial y eso es creer, esto trae consigo la suma de todos los factores que te impulsan aún en lo mínimo. Basta de héroes individuales, los mayores logros los han abarcado precisamente equipos, que han entendido la esencia del juego.
El primer paso es importante, pero no determina todo el camino. Quiero concluir con una frase de Jorge Valdano que expresa un sentir que debe ser familiar en todos y debe tomarse muy en cuenta: «Cuando hay una voluntad apasionada, los límites no son más que molestos contratiempos, aunque parezcan montañas infranqueables»
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