¿Un punto más o dos puntos menos?

Ocotal era el destino del Cacique Diriangén, que hacia un viaje de cientos de kilómetros, en busca de cerrar una primera vuelta de manera contundente. Un pueblo que es adornado por las ilusas parábolas de sus montañas, en medio de un viaje que te hace entrar en armonía con lo impensable.

Un partido, donde la alta intensidad y dinámica de juego, fue el factor común de la tarde, acompañado de la algarabía de los aficionados norteños, que se dieron cita a una tarde de buen fútbol, en donde los 90 minutos, fueron un constante cóctel de sensaciones, a como lo es verdaderamente el fútbol.

Ocotal estuvo siempre arriba en el marcador, por uno u otro factor, el fútbol desplegado por ellos, era muy atrevido, ante un Diriangén que desde el primer minuto demostró que urgia de ganar o ganar. Pequeños detalles volvieron a hacer la diferencia para ambos lados del Cacique, tanto en defensa como en ataque, hizo falta un pasito más (que por muy insignificante que parezca, crea un amplio margen de diferencia ante la meta).

Podríamos decir que se perdieron dos puntos, pero sería quitar demasiado mérito para los de Ocotal. En mi opinión, se ganó un punto, que va más allá de un factor numérico, y quiero referir a un pequeño pero significativo cambio de actitud, que coronó un buen encuentro, en medio de la sensación de que se está para más y aunque a veces sea frustrante, es la luz de que podés optar para grandes cosas.

De los errores se aprende, y recomponer lo que no está bien, suma. Vienen nuevos enfrentamientos, toca subirse al vehículo que te lleve por la senda de la victoria y del buen fútbol, que anhelan los corazones blanco y negro.